El análisis de los carbones recuperados de los hogares del yacimiento de Cova Gran (Les Avellanes-Santa Linya, Lleida), situado a unos 385 metros de altitud, confirma que los bosques de montaña al nordeste de la península ibérica se extendían de manera continuada desde los Pirineos hasta la costa mediterránea hace entre 50.000 y 15.000 años, con un gran predominio de los pinos de montaña, probablemente de pino rojo.
Este estudio, en el que participa Alfonso Benito-Calvo, geólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) ha permitido también obtener información detallada sobre el tipo de madera empleada como combustible preferente por Homo neanderthalensis y Homo sapiens, que habitaron el abrigo sucesivamente durante este periodo.
En total, los investigadores han analizado más de 1.200 fragmentos de carbón de hogares de una quincena de unidades arqueológicas. Alfonso Benito, codirector de las excavaciones de Cova Gran, ha realizado el levantamiento estratigráfico de la secuencia sedimentaria del yacimiento para contextualizar las muestras analizadas y reconstruir el paisaje.
Un buen combustible
El análisis antracalógico de un conjunto temporalmente tan amplio como el de Cova Gran, junto con los datos de otros yacimientos de la región, indican una presencia hegemónica del pino rojo en esa zona y muestran que, a pesar de las condiciones climáticas cambiantes y extremas que se dieron durante este periodo, la cubierta forestal de coníferas de montaña era continua.
La madera de pino rojo es prácticamente el único combustible identificado en las diferentes fases cronoculturales reconocidas en la Cova Gran -Paleolítico medio, Paleolítico superior antiguo y Magdaleniense-. La abundancia de hogares localizados en este abrigo prepirenaico y el hecho de que la utilizaran tanto neandertales como sapiens indican que las dos especies la usaron sistemáticamente como el principal combustible para mantenerlos.
Actualmente, el pino rojo se preserva en las primeras estivaciones del nordeste del Prepirineo a altitudes superiores a los 600 metros de altitud. El régimen climático actual, que se empezó a instalar hace unos 15.000 años, le hizo retroceder hasta áreas más elevadas y frías, mientras poco a poco otras especies, como los pinos mediterráneos, robles y encinas se instalaron en las zonas boscosas más bajas.
Esta investigación liderada por Rafael Mora, Jorge Martínez-Moreno y Miquel Roy, del Centro de Estudios del Patrimonio Arqueológico de la Prehistoria de la Universitat Autònoma de Barcelona (CEPAP-UAB), junto con Ethel Allué, del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) y de la Universitat Rovira i Virgili (URV) acaba de publicarse en la revista Review of Palaecobotany and Palynology.
El análisis de los carbones recuperados de los hogares del yacimiento de Cova Gran (Les Avellanes-Santa Linya, Lleida), situado a unos 385 metros de altitud, confirma que los bosques de montaña al nordeste de la península ibérica se extendían de manera continuada desde los Pirineos hasta la costa mediterránea hace entre 50.000 y 15.000 años, con un gran predominio de los pinos de montaña, probablemente de pino rojo.
Este estudio, en el que participa Alfonso Benito-Calvo, geólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) ha permitido también obtener información detallada sobre el tipo de madera empleada como combustible preferente por Homo neanderthalensis y Homo sapiens, que habitaron el abrigo sucesivamente durante este periodo.
En total, los investigadores han analizado más de 1.200 fragmentos de carbón de hogares de una quincena de unidades arqueológicas. Alfonso Benito, codirector de las excavaciones de Cova Gran, ha realizado el levantamiento estratigráfico de la secuencia sedimentaria del yacimiento para contextualizar las muestras analizadas y reconstruir el paisaje.
Un buen combustible
El análisis antracalógico de un conjunto temporalmente tan amplio como el de Cova Gran, junto con los datos de otros yacimientos de la región, indican una presencia hegemónica del pino rojo en esa zona y muestran que, a pesar de las condiciones climáticas cambiantes y extremas que se dieron durante este periodo, la cubierta forestal de coníferas de montaña era continua.
La madera de pino rojo es prácticamente el único combustible identificado en las diferentes fases cronoculturales reconocidas en la Cova Gran -Paleolítico medio, Paleolítico superior antiguo y Magdaleniense-. La abundancia de hogares localizados en este abrigo prepirenaico y el hecho de que la utilizaran tanto neandertales como sapiens indican que las dos especies la usaron sistemáticamente como el principal combustible para mantenerlos.
Actualmente, el pino rojo se preserva en las primeras estivaciones del nordeste del Prepirineo a altitudes superiores a los 600 metros de altitud. El régimen climático actual, que se empezó a instalar hace unos 15.000 años, le hizo retroceder hasta áreas más elevadas y frías, mientras poco a poco otras especies, como los pinos mediterráneos, robles y encinas se instalaron en las zonas boscosas más bajas.
Esta investigación liderada por Rafael Mora, Jorge Martínez-Moreno y Miquel Roy, del Centro de Estudios del Patrimonio Arqueológico de la Prehistoria de la Universitat Autònoma de Barcelona (CEPAP-UAB), junto con Ethel Allué, del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) y de la Universitat Rovira i Virgili (URV) acaba de publicarse en la revista Review of Palaecobotany and Palynology.
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